Bamidbar / Num. 13:1 – 15:41
Haftará: Josué / Joshua 2:1-24
Brit Hadashah: Matittiyahu / Mt. 10:1-14
Shelaj Leja significa “envía tú”
Resumen de la Parashat
Moshé envía doce espías a la Tierra de Kena‘an.
Estos vuelven cuarenta días después, cargando un enorme racimo de uvas, unas granadas y unos higos, para reportar sobre una exuberante y bondadosa tierra.
Pero diez de los espías advierten que los habitantes de la tierra son gigantes y guerreros «más poderosos que nosotros«; sólo Caleb y Yehoshúa insisten en que la tierra puede ser conquistada, como HaShem indicó.
La gente llora diciendo que prefieren volver a Egipto.
HaShem decreta que la entrada de Israel a la Tierra Prometida debe ser demorada por cuarenta años, tiempo durante el cual la generación entera fallecerá en el desierto.
Un grupo de judíos arrepentidos se abalanza sobre la montaña en el borde de la Tierra, pero son rechazados por los Amalekitas y los Canaanitas.
Son entregadas las leyes de Menajot (ofrendas de harina, vino y aceite), así como el precepto de consagrar parte de la masa (jalá) a HaShem cuando se hornea pan.
Un hombre viola el Shabat cuando carga ramas y es castigado con pena capital.
(HaShem instruye poner flecos / Tzitzit en las cuatro puntas de las vestimentas para recordar la observancia de las Mitzvot (perceptos Divinos).
Así comienza nuestra Parashat shavua,
וַיְדַבֵּר יְהוָה אֶל־מֹשֶׁה לֵּאמֹֽר׃
שְׁלַח־לְךָ אֲנָשִׁים וְיָתֻרוּ אֶת־אֶרֶץ כְּנַעַן אֲשֶׁר־אֲנִי נֹתֵן לִבְנֵי יִשְׂרָאֵל אִישׁ אֶחָד אִישׁ אֶחָד לְמַטֵּה אֲבֹתָיו תִּשְׁלָחוּ כֹּל נָשִׂיא בָהֶֽם
וַיִּשְׁלַח אֹתָם מֹשֶׁה מִמִּדְבַּר פָּארָן עַל־פִּי יְהוָה כֻּלָּם אֲנָשִׁים רָאשֵׁי בְנֵֽי־יִשְׂרָאֵל הֵֽמָּה׃
Vayedaber Adonay el-Moshe lemor.
Shlaj-leja anashim veyaturu et-erets Kena’an asher-ani noten livney Yisra’el ish ejad ish ejad lemateh avotav tishlaju kol nasi vahem.
Vayishlaj otam Moshe mimidbar Paran al-pi Adonay kulam anashim rashey vney-Yisra’el hemah.
“Y habló Adonai a Moshe, diciendo: Envía para ti hombres para que exploren la tierra de Kena‘an, que he de dar a los hijos de Yisra’el; un hombre por cada tribu de sus padres enviarás, siendo cada uno príncipe entre ellos. Y los envió Moshe desde el desierto de Pa’ran, por mandamiento de Adonai; todos ellos eran hombres (principales), cabezas de los hijos de Isra’el.”
Dice ver 2. “Tú mismo envía hombres a fin de que reconozcan la tierra de Kenáan, que voy a dar a los hijos de Israel; enviarás un hombre de cada una de las tribus de sus padres, cada uno de ellos jefe entre ellos.”
Las primeras palabras hebreas de esta oración shelaj leja significan literalmente “envía para ti” o “envía por ti”.
La idea de enviar espías no venía de HaShem o de Moshé, sino del pueblo, como está escrito en Devarim / Deut. 1:22-23:
“Entonces todos vosotros os acercasteis a mí, y dijisteis: «Enviemos hombres delante de nosotros, que nos exploren la tierra, y nos traigan noticia del camino por el cual hemos de subir y de las ciudades a las cuales entraremos.” Y me agradó el plan, y tomé a doce hombres de entre vosotros, un hombre por cada tribu.”
A Moshé le agradó el plan y HaShem se lo concedió.
Pero como HaShem no había tomado la iniciativa para enviar espías, al dar la orden, le dice a Moshé: “envía para ti”, en otras palabras: “tú eres el que está interesado en hacer esto, así que hazlo tú. Yo no tomé la iniciativa para este plan y no es agradable para mí, pero si quieres hacerlo, envíalos tú.”
1er Comentario
Bamidbar / Num. 13:8; 16
“de la tribu de Efraín, Oseas, hijo de Nun… pero a Oseas, hijo de Nun, Moisés lo llamó Josué.”
¿Qué relación hay entre el Mesías y Efrayim?
Yehoshúa (Josué) es la forma larga del nombre Yeshúa.
Moshé supo proféticamente que el nombre del Mesías sería Yehoshúa / Yeshúa y por eso puso ese nombre sobre el que iba a ser su sucesor.
Este Yehoshúa hijo de Nun, vino de la tribu de Efrayim, hijo de Yosef.
Esto es una señal profética de que el Mesías tenía que ser hijo de Yosef y cumplir el papel del Mesías sufriente para luego ser levantado en alto, al igual que Yosef en Egipto.
2do Comentario
Bamidbar/ Num. 13:32
10 espías, “dieron un mal informe a los hijos de Israel de la tierra que habían reconocido, diciendo: La tierra por la que hemos ido para reconocerla es una tierra que devora a sus habitantes, y toda la gente que vimos en ella son hombres de gran estatura…
14:7 Y dos espías “hablaron a toda la congregación de los hijos de Israel, diciendo: La tierra por la que pasamos para reconocerla es una tierra buena en gran manera.”
¿Cómo ves lo que tienes por delante?
Lo que vemos determina nuestro hablar, nuestras decisiones y nuestra conducta.
Los doce espías vieron la misma tierra, las mismas ciudades y los mismos habitantes, pero hubo dos formas de reacción muy diferentes ante lo que vieron.
Lo importante no es lo que tienes por delante sino cómo reaccionas ante ello.
Aunque los diez espías vieron la tierra hermosa, sus almas fueron invadidas de pensamientos de problemas e imposibilidades y no podían creer que era posible vencer sobre esos pueblos tan grandes y conquistar esas ciudades tan fortificadas.
La razón era que no querían creerle a HaShem.
Pero los dos espías tenían otro espíritu y vieron las mismas cosas de otra manera.
Habían aprendido de lo que pasó en Egipto y en el desierto.
Sabían que tenían un Elohim poderoso y creyeron en sus promesas.
Vieron la realidad visible y vieron también la realidad invisible.
Los hijos de Anac eran gigantes, sí, las ciudades tenían murallas muy altas, sí, pero el Todopoderoso es mucho más grande y él estaba con ellos.
Los diez espías vieron las cosas desde abajo, pero los dos espías las vieron desde arriba.
Si sólo vemos y escuchamos las cosas según un punto de vista natural, vamos a actuar sólo de forma natural y recibir sólo resultados naturales.
Pero si vemos y estuchamos lo que enseñan las promesas divinas vamos a actuar de manera natural y recibir la asistencia del cielo de modo que nuestras acciones naturales se vuelvan sobrenaturales.
La manera de oír determina nuestra fe.
Según nuestra manera de ver las cosas así nos será hecho.
3er Comentario
Bamidbar / Num. 14:28, 29, 33
“Diles: «Vivo yo»–declara HaShem– «que tal como habéis hablado a mis oídos, así haré yo con vosotros. En este desierto caerán vuestros cadáveres, todos vuestros enumerados de todos los contados de veinte años arriba, que han murmurado contra mí… Y vuestros hijos serán pastores por cuarenta años en el desierto, y sufrirán por vuestra infidelidad, hasta que vuestros cadáveres queden en el desierto.”
¿Pueden las palabras de los padres influir sobre los hijos?
La lengua tiene la muerte y la vida en su poder.
Proverbios 18:21 dice: “Muerte y vida está en el poder de la lengua, y los que la aman comerán de su fruto.”
Los que se quejaron recibieron exactamente lo que habían dicho en su clamor de incredulidad.
El Eterno consideró su queja y su incredulidad como un adulterio espiritual.
La palabra hebrea que fue traducida como infidelidad es zennut –זנות y significa adulterio.
¿Qué tipo de adulterio fue lo que cometieron?
¿Se inclinaron ante algún dios ajeno? No.
Habían dicho que hubiera sido mejor morir en Egipto o en el desierto que caer a espada y ser llevados presos y también habían hablado de nombrar un jefe para volver a Egipto.
HaShem llamó esta actitud zennut / adulterio.
El que está en un pacto con HaShem y no confía en él y en sus promesas comete adulterio espiritual.
Con esa actitud no se llega a ninguna parte, sólo a la muerte.
4to Comentario
Bamidbar / Nun. 15:16
“Una sola Torah / Ley habrá, una sola Ordenanza, una sola Instrucción, para vosotros y para el extranjero que reside con vosotros.”
¿Para quién es la Torá?
El extranjero mencionado en este texto es el que vive con la comunidad de Israel y voluntariamente ha abrazado al Elohim de Israel.
Este tipo de extranjero es llamado en hebreo “ger”.
Está registrado en la Brit Hadashá que Yeshua les dijo a sus seguidores en Yohanán / Jn. 14:21-26:
21 El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. 22 Le dijo Yehudah (no el K’riot / Iscariote): Adón, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no al mundo? 23 Respondió Yeshua y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada / sukah con él.
24 El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió. 25 Os he dicho estas cosas estando con vosotros. 26 Mas el Ruáj, el Consolador, el Espíritu de Santidad, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.
5to Comentario
Bamidbar / Num. 15:18
“Habla a los hijos de Israel, y diles: Cuando entréis en la tierra adonde os llevo…”
¿Cómo se puede mantener la esperanza?
Después de la sentencia de los cuarenta años en el desierto era fácil para el pueblo perder la perspectiva de su misión.
¿Será que nunca llegaremos a la tierra prometida?
¿Será que HaShem nos exterminará a todos aquí?
En los momentos más difíciles para el pueblo, HaShem confirmó la visión y fortaleció la esperanza.
No les dice: “Si entráis en la tierra”, sino “Cuando entréis…” dando a entender que no cabe la mínima duda de que lograrán llegar a la meta.
La Torá, La Palabra de HaShem, es la que gobierna sobre el mundo entero.
Lo que leemos cada semana en la Torá refleja lo que pasa en el mundo.
Durante estas últimas semanas hemos leído sobre murmuraciones, rebeldías, desánimo de los líderes, juicios y grandes derrotas.
Pero también hemos leído sobre la manifestación de la gloria de HaShem.
Carne para comer en el desierto, multiplicación del espíritu de profecía, perdón del pecado de todo el pueblo, sanidad para una enfermedad incurable, la revelación del nombre del Mesías y la certeza de que la tierra prometida es muy buena y últimamente la afirmación repetida del hecho de que lograrán ver las promesas cumplidas.
No dejes de ver lo positivo en medio de tus luchas.
Tenemos que humillarnos como Moshé.
Hablar como Calev y Yehoshúa.
No te fijes en lo que hay ahora, mira hacia el futuro con esperanza del cumplimiento de las promesas divinas.
Toda la tierra será llenada de la gloria de HaShem como las aguas cubren el mar (Habacuc 2:14).
6to Comentario
Bamidbar / Num. 15:38-41
“Habla a los hijos de Yisra’el y diles que se hagan flecos en los bordes de sus vestidos, por sus generaciones, y que pongan en el fleco de cada borde un cordón azul. Y os servirá el fleco, para que cuando lo veáis os acordéis de todos los mandamientos de HaShem, a fin de que los cumpláis y no sigáis vuestro corazón ni vuestros ojos, tras los cuales os habéis prostituido, para que os acordéis de cumplir todos mis mandamientos y seáis santos a vuestro Elohim. Yo soy HaShem vuestro Elohim que os saqué de la tierra de Egipto para ser vuestro Elohim. Yo soy HaShem vuestro Elohím.
¿Para qué sirven los flecos?
Los flecos que los varones judíos ponen en sus ropas de cuatro puntas sirven para recordar el compromiso que tienen con HaShem y sus mandamientos.
Cuando tus ojos desean desviarse e ir tras la impureza, los flecos te recordaran que eres santo y eso te ayudara a evitar el pecado.
El deseo de ser moralmente puro tiene que ver con la certeza que HaShem es mi Elohim y que yo vivo para él, por lo tanto, soy santo como él.
Llegará el momento en la historia, y no está lejos, cuando diez varones de las naciones asirán de los bordes de un judío – donde están los cuatro flecos – y pedirán ayuda para caminar con él, como está escrito en Zacarías 8:23:
“Así dice Adonai Tzevaot / de los ejércitos: «En aquellos días diez hombres de todas las lenguas de las naciones asirán el vestido / Tzitzit, de un judío, diciendo: ‘Iremos con vosotros, porque hemos oído que HaShem está con vosotros.'»”
¡Shabát Shalom Mishpojah!